La principal deLa Jornada
Lo que sea, mal se ve el ex presidente Ernesto Zedillo al tener que recurrir a su ex secretario particular, Liébano Sáenz, para intentar refutar lo que ayer dijo Francisco Labastida y que mereció ocupar el espacio principal en el diarioLa Jornada.
Y peor se ha visto Liébano al servir de recadero de un ex funcionario que sin duda hizo buen trabajo como gobernante —al menos tuvo mejor desempeño que su antecesor, Carlos Salinas, y que su sucesor, Vicente Fox—, pero que se alejó de México, de su gente y de sus problemas desde que dejó el poder, lo que habla de su falta de amor por el país en el que nació, que le dio todo y al que abandonó probablemente con más patrimonio del que tenía cuando llegó al poder.
¿Qué dijo Labastida?
Lo siguiente:
√ “A mí no me ganó Fox, a mí me ganó Zedillo”.
√ “Le voy a contar una anécdota: un día (cuando era candidato presidencial) fui a un estado; le hablé al gobernador tres días antes y todo estaba bien. Llego al lugar y ocurre exactamente lo contrario a lo que me había dicho mi amigo el gobernador. Entonces yo le dije: ¿qué ocurrió? Y él me responde: ‘Me habló Zedillo ayer y me dijo que desmontara todo esto o me las veía con la procuraduría’…”.
√ “Por eso le digo que a mí no me ganó Fox, a mí me ganó Zedillo. No era un asunto personal, no es que fue fuera mi enemigo, sino del partido”.
La respuesta de Zedillo (vía Liébano)
Al final de su columna de este sábado enMilenio, el señor Liébano Sáenz dijo:
√ “Francisco Labastida contó, como ningún otro candidato, con el respeto total y absoluto del presidente en funciones en una elección que dio lugar a una alternancia históricamente ejemplar. Una pena que pasados casi 18 años el ex candidato del PRI no pueda asumir su responsabilidad por lo que fue el primer revés del tricolor en elección presidencial; derrota que no se asume, se vuelve fardo de por vida”.
El paralaje
Así,Paralaje, se llama la columna de Liébano. Es una palabra dominguera en el periodismo que, supongo, tiene un sentido más práctico en la astronomía.
El diccionario de la lengua españoladefine “paralaje” como la “variación aparente de la posición de un objeto, especialmente un astro, al cambiar la posición del observador”.
El primero que se refirió al paralaje fue el matemático griego Aristarco de Samos, que formuló una teoría heliocéntrica y, ni hablar, fue el primer pensador al que se quiso procesar judicialmente por el cargo de explicar que la tierra gira y gira, algo que en los libros sagrados —supongo que tambien en lasconstituciones morales,como en la de Andrés Manuel— está prohibido o es un terrible pecado.
En fin, “paralaje” es una expresión que viene del griegoπαράλλαξιςy que debido al prefijoπαραestá emparentada con otras palabras, como “paradoja”, que se refiere a algo contrario a la lógica, contradictorio, increíble, absurdo, ridículo.
Bastante ridículo era lo expresado por Labastida como para merecer una respuesta de Zedillo. El ex presidente ahí la debió haber dejado, como una más de las numerosas tonterías que se dicen en las campañas electorales.
Pero, evidentemente, a Zedillo le molestó lo dicho por el primer candidato del PRI derrotado en una elección presidencial.
Así, el ex presidente decidió responder. Pero por mamón, que sí lo es, o por cobardía o falto de huevos, que no creo sea su caso —aunque uno nunca sabe—, pensó que él no podía rebajarse a polemizar con Labastida.
No hubo paradoja ni falta de lógica de ningún tipo cuando Zedillo ordenó a Liébano Sáenz usar suParalajepara darle unas nalgadas a Labastida. Y se las dio, por supuesto que sí.
Cumplió Liébano eficazmente la misión que le encargó Zedillo, pero no es algo que honre al articulista deMilenio.
Liébano sigue siendo vocero de Zedillo, qué pena. Merecería el propietario de la casa encuestadora Gabinete de Comunicación Estratégica publicar sus análisis, que suelen ser muy buenos, basado solo en su propio criterio.
Ya, Liébano, a la chingada con Zedillo.
El fardo
No entendí bien a bien por qué Liébano le ha dicho a Labastida, de parte de Zedillo, que la “derrota que no se asume, se vuelve fardo de por vida”.
¿Fardo? Es decir, ¿un paquete a cargar hasta que Labastida deje de existir? Supongo que Liébano se refiere a un bulto pesadísimo que impedirá moverse con libertad al ex candidato presidencial derrotado en el año 2000.
Si a eso se refiere Liébano con lo de “fardo de por vida”, el encuestador que publica artículos enMileniotambién trae su propio bulto, muy pesado, que le complica los movimientos, intelectuales en su caso: ser simplemente el mensajero de un ex presidente que siente tan poco amor por México que, en cuanto salió de Los Pinos tomó sus ganancias y se largó a vivir la vida fácil de los políticos privilegiados del tercer mundo en lugares con mejor pavimento.
Un hombre brillante como sin duda lo es Liébano debería ya mandar a Zedillo mucho a la Universidad de Yale o inclusive más lejos, de tal modo de empezar a recorrer su propio camino dirimiendo sus propias polémicas, que por lo demás, tiene muchas pendientes. COLUMNA TOMADA DE SDP NOTICIAS