Castigo ejemplar…!
La finalidad del castigo es asegurarse de que el culpable no reincidirá en el delito.
Cesare Beccaria
Indignación y gran revuelo causó la entrega de mas de mil colchones usados, viejos y pestilentes, que fueron solo forrados con telas nuevas y vendidos al gobierno del Estado para ser entregados a los damnificados por las inundaciones provocadas por la depresión tropical 19E que azotó el norte y centro norte de Sinaloa.
Comerciantes sin escrúpulos, sin descartar las complicidad de algún servidor público que intervino en la operación, aprovecharon la necesidad provocada por la emergencia para cometer un criminal fraude al gobierno estatal sin medir las consecuencias, no solo del delito pecuniario sino de atentar gravemente contra la salud de cientos de familias que perdieron sus enseres en la turbulencia de las aguas que inundaron colonias y comunidades rurales sinaloenses.
Mas todavía, con su acción hasta podría pensarse si además era otra la intención, mas allá de ganar dinero fraudulentamente, sino afectar la imagen de un gobierno que desde los primeros minutos de las inundaciones estuvo atento y presto para atender a las familias afectadas.
Pudiera ser que solo guió a ese o esos comerciantes sin escrúpulos, sin descartar a algún funcionario estatal, el afán de obtener pingües ganancias vendiendo colchones viejos, sacados de la basura solo forrándolos con telas para dar la apariencia de nuevos.
Pero, porqué no pensar que hubo otra intención mas perversa…?
Si fue así, el objetivo se logró en principio.
Las familias que recibieron esos colchones descubrieron el fraude.
Fétidos olores emanaban de algunos colchones que llevaron a las familias a arrancar la tela para descubrir que habían sido criminalmente engañados.
Obviamente, la primera reacción de esas familias fue tronar en re4des sociales contra el gobierno acusándolos de haberlos engañado.
Al primer caso siguieron otros y otros, desatándose otra tempestad, esta sin agua, de descalificaciones y mas contra el gobierno de Quirino Ordaz Coppel, señalamientos que trascendieron escandalosamente a los medios no solo estatales sino internacionales e internacionales.
Desde luego enemigos políticos del gobierno de Quirino Ordaz aprovecharon la ocasión para lanzar incendiarias descalificaciones contra el Gobernador.
Ante las denuncias el Gobernador Ordaz Coppel reaccionó de inmediato y ordenó al Secretario de Desarrollo Social, Raúl Carrillo, que procediera a ofrecer disculpas, recoger esos colchones y cambiarlos por otros, asegurándose de que fueran nuevos.
Pero no solo eso.
También pidió a la Fiscalía General del Estado iniciara procedimiento contra el o los responsables de este atentatorio fraude y giró indicaciones a la Secretaría de Transparencia y Rendición de Cuentas que inicie una investigación para deslindar responsabilidades y proceder en consecuencia.
La indicación es terminante: proceder sin contemplaciones contra el o los responsables.
No se trata solo del fraude al gobierno vendiendo colchones viejos y contaminados como nuevos, sino, más grave aún, del atentado contra la salud de cientos de personas que han vivido y viven en la angustia por los efectos de las inundaciones.
Se impone la necesidad de aplicar un castigo ejemplar.
No solo una sanción administrativa sino penal ya que el hecho constituye un atentado contra la salud de cientos de sinaloenses.
Y además de las sanciones que marque la Ley, esas personas deben de ser exhibidas públicamente, que la ciudadanía sepa quien o quienes fueron para que dejen de comprarles sus mercancías.
Que el castigo sirva de escarmiento para aquellos que lucran haciendo negocios fraudulentos con el gobierno y con el público.
Mano dura, señor Gobernador, ¡sin contemplación alguna!